Habiendo establecido preliminarmente como sentido del ser; la energía disponible al servicio de propósitos cuya obtención constituya una satisfacción, por una parte, y debiendo precisar que el sentido para el ser, así también, puede estar dado sin que ocurra una acción conductual o cognitiva, sino que también puede estar dado en la pasividad y en la quietud, cuando el sentimiento de bienestar recoge la satisfacción de lo vivido ya en el pasado, o lo experienciado en el presente o lo anticipado como vivencia en el futuro. Puede entenderse "el sentido" más bien ahora como una energía disponible o un reservorio, que constituye una coherencia lógica del acontecer en la experiencia del ser, ya que la presencia o la ausencia de los elementos y la relación que se da entre estos, al tomar contacto con el ser, posibilitan ese bienestar, independientemente de que aquellos, en ocasiones, en lugar de proporcionar bienestar, proporcionen aflicción, ansiedad o tensión. Ya que aún así será posible la coherencia, en la medida que aquellos elementos egodistónicos se justifiquen por su causalidad a posteiori, como un inevitable o necesario camino, o requisito para acceder a un bienestar considerado como supremo.
Entonces el "sin sentido" asoma aquí como aquel estado del ser donde la experiencia se ha desestructurado y sus elementos no alcanzan la coherencia lógica a la luz del análisis cognitivo, en la experiencia emocianal del ser. Y entonces se observan elementos aflictivos o neutros que no aportan a la gratificación, o que no se conectan para integrar una experiencia gratificante en el tiempo, que alcance el nivel de bienestar más permanente. El "sin sentido", estaría constituído por la integración de elementos de la experiencia del ser que no conducen al bienestar finalmente, ya sea porque todos ellos conducen hacia el vacío, el hastío o el sufrimiento, o porque no se integran en una experiencia unificada, atascándose, y dificultando el ejercicio fluído de la voluntad para orientar la acción hacia un horizonte, donde pueda aspirarse por un estado de bienestar. Y se instala entonces, el agotamiento general, el desánimo, y la desesperanza.
Entonces el "sin sentido" asoma aquí como aquel estado del ser donde la experiencia se ha desestructurado y sus elementos no alcanzan la coherencia lógica a la luz del análisis cognitivo, en la experiencia emocianal del ser. Y entonces se observan elementos aflictivos o neutros que no aportan a la gratificación, o que no se conectan para integrar una experiencia gratificante en el tiempo, que alcance el nivel de bienestar más permanente. El "sin sentido", estaría constituído por la integración de elementos de la experiencia del ser que no conducen al bienestar finalmente, ya sea porque todos ellos conducen hacia el vacío, el hastío o el sufrimiento, o porque no se integran en una experiencia unificada, atascándose, y dificultando el ejercicio fluído de la voluntad para orientar la acción hacia un horizonte, donde pueda aspirarse por un estado de bienestar. Y se instala entonces, el agotamiento general, el desánimo, y la desesperanza.
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