martes, 24 de noviembre de 2009
Estados Transicionales del Sentido
También hay ámbitos de transición en cuanto al Sentido que sigue aveces la inercia de vivencias anteriores y apresta la deriva posterior, en ocasiones bien determinada, consistente y coherente en una línea de causalidad perfectamente previsible. En ocasiones imprevista, a consecuencia de la emergencia de elementos nuevos, afortunados o desafortunados, acelerantes o inhibidores, que pueden exigir ajustes, adaptaciones y acomodaciones, o sencillamente una nueva búsqueda de Sentido. Una neva exploración de posibilidades para nuevas configuraciones, que eleven el bienestar general, la coherencia, y la gratificación más o menos integral de los sentidos y del sentido de reciprocidad con los otros y el entorno, como del sentido de pertenencia, de identidad, de valor y de trascendencia, de seguridad y de afecto, de asombro, curiosidad y juego.
sábado, 4 de julio de 2009
Lo Esencial en el Sentido
He llegado a la conclusión, sobre el Sentido, que aquí me ocupa cada cierto teimpo, que este radica finalmente y en forma esencial, en la vitalidad.
En la vitalidad en cuanto exista el proceso de la vida, procurando prolongarse en el tiempo.
Porque mientras el proceso vital, que conlleva la existencia de cualquier unidad, constituida en identidad viva, se aferra a las posibilidades a su alcance para mantener el proceso vital de autosustentación activo, sin interrumpir el intercambio con el medio, que le permite mantenerse en la existencia. Entonces habrá ese Sentido en todo lo que haga y en lo que no haga, con tal de permanecer, resistiendo la entropía, que amenaza constantemente con diluirlo e indiferenciar sus límites y su identidad, hasta que ya deje de constituir una identidad y con ello una existencia, anulándose todo proceso capaz de autosustentarse por sí mismo, y extinguiéndose con ello el Sentido que no puede habitar ya sobre la más mínima conciencia, aún cuando sea la mera conciencia de estar.
Sentido habrá, por lo tanto, mientras la más simple ameba, la bacteria, o lo que sea un proceso de autosustento autónomo, autorregulado, y eficiente, con esa tendencia a adaptarse y a prolongar sus procesos autorregulatorios en el tiempo, esté procurando evitar detenerse, o estancarse, o desdibujarse, perdiendo su identidad. Porque si se estanca y se detienen sus procesos de autorregulación que le permiten ser una identidad, diferenciada de su medio, entonces se diluye y desaparace.
Y el sentido mínimo entonces está ahí, por último, cuando nos resistimos a desaparecer, cuando luchamos por sobrevivir, cuando deseamos permanecer, aún en la agonía, última lucha que damos resistiéndonos a abandonar lo que nos circunscribe, lo que nos dibuja. El sentído último del ente está en el Ser.
Y es así como el moribundo, el torturado, el hambriento, el amor no correspondido, el desplazado, el cautivo, el naúfrago. Todos. Querrán vivir. Porque el sentido último está en el Ser. En al menos estar, en medio de la existencia, constituídos en una identidad.
Así el tedio insoportable del depresivo, el dolor insufrible de quien ya padece el dolor, el abandono o el olvido, no serán suficientes como para que se pierda el último Sentido, el Sentido esencial. Permanecer y prolongar en el tiempo el Ser. Aún cuando pudiera no haber esperanza o conciencia, el Sentido está.
En el estado de coma, en la planta, en el estado vegetal, en la vida infra celular, el sentido está.
En el ser humano los niveles de integración que permiten que emerja la conciencia humana complejizan la identidad del Ser que de constitución material se eleva a constitución de identidad psicológica con conciencia histórica. Entonces el riesgo a desdibujarse, y a diluirse para el ser humano también está presente en los diversos niveles en que habita simultaneamente.
El espacio social a partir del cual dinámicamente va monitoreando y redefiniendo su identidad. El espacio afectivo, donde busca el reconocimiento y la confirmación. Y el espacio subjetivo individual donde en la relación consigo mismo elabora también la relación con el tiempo, el espacio, y la anticipación de lo inevitable, la inevitable disolución del propio Ser.
Así la esperanza puede llegar a convertirse en el último recurso y hasta en un secreto. También la desconexión temporal o definitiva dejando a su propia suerte los niveles materiales de la existencia. Confiando intuitivamente que podrán llegar más lejos tal vez sin intervenir.
El suicidio, tabú, en esta discusión irrumpe como pregúnta categórica que objeta seguir adelante con este análisis si no se considera esta excepción en caso que así lo fuera. Presumo que no lo es. Que debe haber algo en aquel acto fianal que reafirma al Ser y que impresiona debido a su radicalidad.
Pero a ese capítulo habrá que dedicarle otro momento cuando el gato no ande brincando por esta galería, y cuando el fuego de la estufa no me esté requiriendo otro leño, y cuando pueda robarle nuevamente al día o a la noche al menos una hora para volver a escribir.
En la vitalidad en cuanto exista el proceso de la vida, procurando prolongarse en el tiempo.
Porque mientras el proceso vital, que conlleva la existencia de cualquier unidad, constituida en identidad viva, se aferra a las posibilidades a su alcance para mantener el proceso vital de autosustentación activo, sin interrumpir el intercambio con el medio, que le permite mantenerse en la existencia. Entonces habrá ese Sentido en todo lo que haga y en lo que no haga, con tal de permanecer, resistiendo la entropía, que amenaza constantemente con diluirlo e indiferenciar sus límites y su identidad, hasta que ya deje de constituir una identidad y con ello una existencia, anulándose todo proceso capaz de autosustentarse por sí mismo, y extinguiéndose con ello el Sentido que no puede habitar ya sobre la más mínima conciencia, aún cuando sea la mera conciencia de estar.
Sentido habrá, por lo tanto, mientras la más simple ameba, la bacteria, o lo que sea un proceso de autosustento autónomo, autorregulado, y eficiente, con esa tendencia a adaptarse y a prolongar sus procesos autorregulatorios en el tiempo, esté procurando evitar detenerse, o estancarse, o desdibujarse, perdiendo su identidad. Porque si se estanca y se detienen sus procesos de autorregulación que le permiten ser una identidad, diferenciada de su medio, entonces se diluye y desaparace.
Y el sentido mínimo entonces está ahí, por último, cuando nos resistimos a desaparecer, cuando luchamos por sobrevivir, cuando deseamos permanecer, aún en la agonía, última lucha que damos resistiéndonos a abandonar lo que nos circunscribe, lo que nos dibuja. El sentído último del ente está en el Ser.
Y es así como el moribundo, el torturado, el hambriento, el amor no correspondido, el desplazado, el cautivo, el naúfrago. Todos. Querrán vivir. Porque el sentido último está en el Ser. En al menos estar, en medio de la existencia, constituídos en una identidad.
Así el tedio insoportable del depresivo, el dolor insufrible de quien ya padece el dolor, el abandono o el olvido, no serán suficientes como para que se pierda el último Sentido, el Sentido esencial. Permanecer y prolongar en el tiempo el Ser. Aún cuando pudiera no haber esperanza o conciencia, el Sentido está.
En el estado de coma, en la planta, en el estado vegetal, en la vida infra celular, el sentido está.
En el ser humano los niveles de integración que permiten que emerja la conciencia humana complejizan la identidad del Ser que de constitución material se eleva a constitución de identidad psicológica con conciencia histórica. Entonces el riesgo a desdibujarse, y a diluirse para el ser humano también está presente en los diversos niveles en que habita simultaneamente.
El espacio social a partir del cual dinámicamente va monitoreando y redefiniendo su identidad. El espacio afectivo, donde busca el reconocimiento y la confirmación. Y el espacio subjetivo individual donde en la relación consigo mismo elabora también la relación con el tiempo, el espacio, y la anticipación de lo inevitable, la inevitable disolución del propio Ser.
Así la esperanza puede llegar a convertirse en el último recurso y hasta en un secreto. También la desconexión temporal o definitiva dejando a su propia suerte los niveles materiales de la existencia. Confiando intuitivamente que podrán llegar más lejos tal vez sin intervenir.
El suicidio, tabú, en esta discusión irrumpe como pregúnta categórica que objeta seguir adelante con este análisis si no se considera esta excepción en caso que así lo fuera. Presumo que no lo es. Que debe haber algo en aquel acto fianal que reafirma al Ser y que impresiona debido a su radicalidad.
Pero a ese capítulo habrá que dedicarle otro momento cuando el gato no ande brincando por esta galería, y cuando el fuego de la estufa no me esté requiriendo otro leño, y cuando pueda robarle nuevamente al día o a la noche al menos una hora para volver a escribir.
sábado, 18 de abril de 2009
El sentido como mera racionalización
Aveces pienso que el sentido está relacionado con haber dormido bien, no estar cansado, ni abatido.
Cuando la energía general se encuentra en el punto suficiente para mantenernos activos y alertas, y nustra conciencia se encuentra dispuesta a integrar con mayor fluidez nuestra percepciones y puede experimentarse el placer en nuestros sentidos cuando ellos procesan la información que recogen del entorno externo e interno, entonces ese bienestar experimentado adquiere una interpretación en nuestra cognición que procesa esta integración perceptual, como una vida con sentido, el vivir tine un sentido.
Así, el dormir bien, el no estar cansado, y el no estar abatido merecen un examen más detenido, que otro día realizaré aquí por escrito, ya que por el momento me está resultando más escaso el tiempó para escribir. Esto es porque afortunadamente estoy viviendo intensamente una agenda muy compacta y con mucho sentido, ya que está llenba de momentos y actividades que disfruto y que me están ofreciendo satiosfacciones presentes y de satisfacciones esperadas para el futuro.
Cuando la energía general se encuentra en el punto suficiente para mantenernos activos y alertas, y nustra conciencia se encuentra dispuesta a integrar con mayor fluidez nuestra percepciones y puede experimentarse el placer en nuestros sentidos cuando ellos procesan la información que recogen del entorno externo e interno, entonces ese bienestar experimentado adquiere una interpretación en nuestra cognición que procesa esta integración perceptual, como una vida con sentido, el vivir tine un sentido.
Así, el dormir bien, el no estar cansado, y el no estar abatido merecen un examen más detenido, que otro día realizaré aquí por escrito, ya que por el momento me está resultando más escaso el tiempó para escribir. Esto es porque afortunadamente estoy viviendo intensamente una agenda muy compacta y con mucho sentido, ya que está llenba de momentos y actividades que disfruto y que me están ofreciendo satiosfacciones presentes y de satisfacciones esperadas para el futuro.
viernes, 20 de marzo de 2009
Cuando se extravía el Sentido.
Pasa con frecuencia que el Sentido de Vida, no se pierde, pero se desvía hacia propósitos o fines cuestionables, ya sea porque tales fines atentan contra principios generales y fundamentales en una sociedad y tiempo determinado, o contra principios incuestionablemente universales e inherentes al ser humano en todo momento de la historia de nuestra especie y en todo lugar. Así en los casos más extremos podemos identificar con claridad cuando el sentido de vida se orienta hacia propósitos o fines ajenos a la naturaleza humana y sus necesidades básicas de subsistencia o sobrevivencia, tanto; físicas, materiales, emocionales, sociales, y simbólicas. Pero en otros casos, esta identificación de la desviación del Sentido Vital, o de su desorientación o extravío, temporal o crónico, dependerá de quién realiza la evaluación o juicio, y del contexto donde esto ocurre, debido a la pertinencia que tenga o no, un análisis o evaluación sobre esta dimensión en el caso concreto.
El sentido vital puesto al servicio de un líder, o de la pareja, la madre o los hijos, la patria, la nación, la religión, la vocación profesional, la banda, la pandilla, el equipo deportivo, un estilo de vida, una convicción, un ideal, una religión, una deidad, un recuerdo, una nostalgia, las ballenas, el rey, los beatles o el sol, como también otro tipo de sentidos fundamentados en otro tipo de emociones, tales como; el rencor, el resentimiento, el odio, el afán de venganza o de reparación, el afan de compensación de algún complejo, la necesidad desmedida de control, de poder, de notoriedad. El sentido vital, finalmente, puesto al servicio de la vanalidad pueril, o de la ingenua complacencia espurea y efímera de un ego inmaduro e infantil, o de un desarrollo incompleto y limitado en la dimensión de las emociones y del espíritu, debe tener unos límites tales, que impidan que se pierda la coherencia interna y externa con el mundo circundante, porque de no ser así, la desestructuración de la personalidad será llamativamente observable por otros más concientes, más alertas, atentos y despiertos. Y estos otros podrán aveces constituirse en espejos y alertar mediante un llamado diciendo: ¡Despierta ! ¡Despierta! Pero muchas otras veces seguirán su camino. Son muchos quienes se ven seducidos por lo pequeño y por lo inútil quedándo capturado el sentido de sus vidas en lo insignificante e intrascendente. Están vivos pero duermen. Respiran pero no llenan sus pulmones con el aire fresco de la mañana. Permanecen encerrados en pequeños espacios donde han sido relegados y sometidos por los medios masivos de control social. Da pena y se puede sentir mucha compasión. qué pasaría si algún día dspertaran.
El sentido vital puesto al servicio de un líder, o de la pareja, la madre o los hijos, la patria, la nación, la religión, la vocación profesional, la banda, la pandilla, el equipo deportivo, un estilo de vida, una convicción, un ideal, una religión, una deidad, un recuerdo, una nostalgia, las ballenas, el rey, los beatles o el sol, como también otro tipo de sentidos fundamentados en otro tipo de emociones, tales como; el rencor, el resentimiento, el odio, el afán de venganza o de reparación, el afan de compensación de algún complejo, la necesidad desmedida de control, de poder, de notoriedad. El sentido vital, finalmente, puesto al servicio de la vanalidad pueril, o de la ingenua complacencia espurea y efímera de un ego inmaduro e infantil, o de un desarrollo incompleto y limitado en la dimensión de las emociones y del espíritu, debe tener unos límites tales, que impidan que se pierda la coherencia interna y externa con el mundo circundante, porque de no ser así, la desestructuración de la personalidad será llamativamente observable por otros más concientes, más alertas, atentos y despiertos. Y estos otros podrán aveces constituirse en espejos y alertar mediante un llamado diciendo: ¡Despierta ! ¡Despierta! Pero muchas otras veces seguirán su camino. Son muchos quienes se ven seducidos por lo pequeño y por lo inútil quedándo capturado el sentido de sus vidas en lo insignificante e intrascendente. Están vivos pero duermen. Respiran pero no llenan sus pulmones con el aire fresco de la mañana. Permanecen encerrados en pequeños espacios donde han sido relegados y sometidos por los medios masivos de control social. Da pena y se puede sentir mucha compasión. qué pasaría si algún día dspertaran.
jueves, 12 de marzo de 2009
El sentido de lo humano
Sin ampliar tanto esta reflexión hacia el sentido de lo no humano que tal vez nos podría ilustrar igualmente alguna cosa, habría que agotar primero el ámbito del sentido humano en general. El "sentido", como energía psíquica, descansa en la coherencia y en la satisfacción de las necesidades propiamente humanas. Y así es pues, como la vida humana tiene "sentido" en la medida que tiene coherencia y se integra hacia algún propósito. Hacia algún propósito que aporte a la sobrevivencia y a la satisfacción de las necesidades de quien experimenta el "sentido" del que aquí nos ocupamos. Pero además, la vida humana al parecer, adquiere verdaderamente el "sentido" del que aquí hablamos, mientras permanezce encendido el apetito por satisfacer algo más que las necesidades básicas. Algo más que el sobrevivir. Porque lo genuinamente humano se encuentra precisamente un paso más allá de la satisfacción de las necesidades biológicas básicas como la alimentación, o el abrigo, o el resguardo y la seguridad, la salud, o las dimensiones sociales más básicas aportadas por los lazos familiares y grupales. Lo tipicamente humano en este sentido, comienza con las necesidades de afecto que se encuentran un paso más allá de las necesidades que impone el apetito sexual, y que se encuentran también un paso más allá de las necesidades que impone nuestro ser social. El amor y la amistad apelan a necesidades humanas que se encuentran en la esfera de la espiritualidad, o al menos en la esfera de lo simbólico, un paso más allá de las necesidades materiales de nuestro organismo físico. No nos basta con sobrevivir. ¿Por qué?. Porque lo humano no radica en la sobrevivencia material, sino que en las necesidades abstractas, espirituales o simbólicas, tales como el afecto social, familiar y romántico, el reconocimiento del rol, de la identidad personal, la pertenencia, la utilidad y el prestigio. Un paso más allá del placer experimentado por la satisfacción de las necesidades materiales, está el placer por la satisfacción de nuestros sentidos, y el placer por la satisfacción de nuestra curiosidad, y el placer de poner a prueba nuestros límites. La música, la plástica, la estética, y la ciencia. Un paso más allá de la necesidad material que impone la exigencia de la resolución de los problemas vinculados a nuestra sobreviviencia, se encuentra lo lúdico. Y un paso más allá de la necesidad de descanso se encuentra el placer que encontramos en la contemplación. Y algó más ocurre en nuestro lóbulo prefrontal, posible hipertrofia en la evolución de nuestro sistema nervioso central. Nuestro síndrome ocupacional. Nuestra humana necesidad de asociar y asociar y permanecer en permanente actividad explorando y experimentando todas las posibilidades que ofrecen los elementos que se encuentren a nuestro alcance. No podemos estar quietos. No podemos dejar al planeta en paz. No nos basta siquiera nuestro sistema solar. ¿Tiene sentido? El sentido de lo humano está en la satisfacción de lo genuinamente humano; la necesidad de ocuparnos. La necesidad de ocupar el tiempo que nos sobra para solamente sobrevivir. Porque si nos avocáramos solamente a la sobrevivencia, nos sobrarían las horas. Nos sobraría el tiempo y se nos abriría el vacío. Ese vacío que en el principio de los tiempos nos vimos obligados a llenar. Y el sentido profundo y trascendental de nuestra existencia de allí vino. Escapamos del aburrimiento un día y salimos a explorar.
domingo, 8 de marzo de 2009
Por qué entonces el "sin sentido"
Habiendo establecido preliminarmente como sentido del ser; la energía disponible al servicio de propósitos cuya obtención constituya una satisfacción, por una parte, y debiendo precisar que el sentido para el ser, así también, puede estar dado sin que ocurra una acción conductual o cognitiva, sino que también puede estar dado en la pasividad y en la quietud, cuando el sentimiento de bienestar recoge la satisfacción de lo vivido ya en el pasado, o lo experienciado en el presente o lo anticipado como vivencia en el futuro. Puede entenderse "el sentido" más bien ahora como una energía disponible o un reservorio, que constituye una coherencia lógica del acontecer en la experiencia del ser, ya que la presencia o la ausencia de los elementos y la relación que se da entre estos, al tomar contacto con el ser, posibilitan ese bienestar, independientemente de que aquellos, en ocasiones, en lugar de proporcionar bienestar, proporcionen aflicción, ansiedad o tensión. Ya que aún así será posible la coherencia, en la medida que aquellos elementos egodistónicos se justifiquen por su causalidad a posteiori, como un inevitable o necesario camino, o requisito para acceder a un bienestar considerado como supremo.
Entonces el "sin sentido" asoma aquí como aquel estado del ser donde la experiencia se ha desestructurado y sus elementos no alcanzan la coherencia lógica a la luz del análisis cognitivo, en la experiencia emocianal del ser. Y entonces se observan elementos aflictivos o neutros que no aportan a la gratificación, o que no se conectan para integrar una experiencia gratificante en el tiempo, que alcance el nivel de bienestar más permanente. El "sin sentido", estaría constituído por la integración de elementos de la experiencia del ser que no conducen al bienestar finalmente, ya sea porque todos ellos conducen hacia el vacío, el hastío o el sufrimiento, o porque no se integran en una experiencia unificada, atascándose, y dificultando el ejercicio fluído de la voluntad para orientar la acción hacia un horizonte, donde pueda aspirarse por un estado de bienestar. Y se instala entonces, el agotamiento general, el desánimo, y la desesperanza.
Entonces el "sin sentido" asoma aquí como aquel estado del ser donde la experiencia se ha desestructurado y sus elementos no alcanzan la coherencia lógica a la luz del análisis cognitivo, en la experiencia emocianal del ser. Y entonces se observan elementos aflictivos o neutros que no aportan a la gratificación, o que no se conectan para integrar una experiencia gratificante en el tiempo, que alcance el nivel de bienestar más permanente. El "sin sentido", estaría constituído por la integración de elementos de la experiencia del ser que no conducen al bienestar finalmente, ya sea porque todos ellos conducen hacia el vacío, el hastío o el sufrimiento, o porque no se integran en una experiencia unificada, atascándose, y dificultando el ejercicio fluído de la voluntad para orientar la acción hacia un horizonte, donde pueda aspirarse por un estado de bienestar. Y se instala entonces, el agotamiento general, el desánimo, y la desesperanza.
sábado, 7 de marzo de 2009
El sentido de todo esto
Muchas veces me he preguntado sobre el sentido que tiene lo que hago y en general el sentido que tienen las cosas para cualquiera. El sentido en sí mismo ya me ha ocupado mucho tiempo de reflexiones inconclusas. Inconclusas porque quedan como pensamientos suspendidos a medio camino entre las ramificaciones neuronales, pendientes de conectar con una nueva sinápsis, cuando vuelvo al trabajo después de almorzar, o mientras voy camino del dormitorio para meterme a la cama, pensando además que deseo descansar y que el día siguiente será un nuevo día.
Y no es facil para mí tener la claridad instantánea sobre el "Sentido" en sí. El sentido humano entendido como aquello que tiene la facultad de animarnos a movilizar energías para desplazarnos a realizar una serie de actos con un objetivo determinado anticipando desde el inicio del encadenamiento de acciones una gratificación una vez conseguida la meta. Y esto es una de las posibles definiciones que "el sentido" puede tener para mi reflexión preliminarmente. El "sentido" como una motivación con elementos cognitivos que se comprende a sí misma. Una motivación conciente de sí misma que sabe qué es lo que desea, sabe por qué lo desea, y sabe que lo que desea es legítimo, de acuerdo a sus propios estándares éticos y morales, y de acuerdo al análisis de medios y posibilidades que tiene disponibles en un momento determinado.
Ahora que escribo sobre "el sentido" en sí mismo, ya siento que escribiendo mi reflexión transita sobre la escritura como por sobre un sendero que la puede llevar más lejos. Tiene sentido estar sentado aquí frente al aparato donde van quedando impresas virtualmente mis palabras mientras digito el teclado, y tiene sentido haberme quedado esta mañana de sábado en casa mientras Lorena y las niñas se han ido al pueblo de compras para el almuerzo. Pastel de papas. Tiene sentido porque esta necesidad traducida en motivación por escribir para desarrollar mis reflexiones sobre el sendero de la escritura que puede conducir mis pensamientos, me permite anticipar la satisfacción final de ver esta pequeña y acotada obra terminada o al menos iniciada antes de que lleguen ellas. Tiene sentido haber creado este blogg porque me invita a escribir. No solo para mi mismo porque me percato y reconozco que también mi motivación está en que puedan leerme otros. Eso también tiene sentido para mi. Entonces el sentido de todo esto está en satisfacerme yo mismo en lo inmediato y en la posibilidad de que otros me lean quedando abierta la puerta para recibir otras gratificaciones indeterminadas en un tiempo indeterminado también.
Pero ya han vuelto. Todas. Y ya no es lo mismo. Es una frescura alegre y animada, todas ellas ramillete de colores y matices. Pero deberé esperar otra ocasión para volacarme nuevamente sobre mis propios pensamientos. Al menos por hoy he creado por fin este Blogg y he comenzado, espero, nuevamente a escribir.
Y no es facil para mí tener la claridad instantánea sobre el "Sentido" en sí. El sentido humano entendido como aquello que tiene la facultad de animarnos a movilizar energías para desplazarnos a realizar una serie de actos con un objetivo determinado anticipando desde el inicio del encadenamiento de acciones una gratificación una vez conseguida la meta. Y esto es una de las posibles definiciones que "el sentido" puede tener para mi reflexión preliminarmente. El "sentido" como una motivación con elementos cognitivos que se comprende a sí misma. Una motivación conciente de sí misma que sabe qué es lo que desea, sabe por qué lo desea, y sabe que lo que desea es legítimo, de acuerdo a sus propios estándares éticos y morales, y de acuerdo al análisis de medios y posibilidades que tiene disponibles en un momento determinado.
Ahora que escribo sobre "el sentido" en sí mismo, ya siento que escribiendo mi reflexión transita sobre la escritura como por sobre un sendero que la puede llevar más lejos. Tiene sentido estar sentado aquí frente al aparato donde van quedando impresas virtualmente mis palabras mientras digito el teclado, y tiene sentido haberme quedado esta mañana de sábado en casa mientras Lorena y las niñas se han ido al pueblo de compras para el almuerzo. Pastel de papas. Tiene sentido porque esta necesidad traducida en motivación por escribir para desarrollar mis reflexiones sobre el sendero de la escritura que puede conducir mis pensamientos, me permite anticipar la satisfacción final de ver esta pequeña y acotada obra terminada o al menos iniciada antes de que lleguen ellas. Tiene sentido haber creado este blogg porque me invita a escribir. No solo para mi mismo porque me percato y reconozco que también mi motivación está en que puedan leerme otros. Eso también tiene sentido para mi. Entonces el sentido de todo esto está en satisfacerme yo mismo en lo inmediato y en la posibilidad de que otros me lean quedando abierta la puerta para recibir otras gratificaciones indeterminadas en un tiempo indeterminado también.
Pero ya han vuelto. Todas. Y ya no es lo mismo. Es una frescura alegre y animada, todas ellas ramillete de colores y matices. Pero deberé esperar otra ocasión para volacarme nuevamente sobre mis propios pensamientos. Al menos por hoy he creado por fin este Blogg y he comenzado, espero, nuevamente a escribir.
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